El
haber sido Alcalde de una ciudad imprime
carácter. No conozco a exregidor alguno
que no tenga a su pueblo, a su ciudad,
entre sus primordiales preocupaciones. El pasar por ese asiento tan difícil,
ingrato y, las menos de las veces,
gratificante, te marca para siempre. Piensas en tu ciudad, en lo que
fue, es y debería ser. Piensas en los
vecinos, la más de las veces tus amigos, en sus inquietudes, añoranzas y
deseos. Y te ilusionas, como debe de ser, con cualquier proyecto nuevo e
ilusionante que se pueda desarrollar en tu ciudad.
Por
ello no entiendo nada de lo que está ocurriendo con el tema de los Baños del
Carmen.
Tenemos
un magnífico Alcalde. Preparadísimo, con dedicación admirable, honesto a carta
cabal y malagueño, muy malagueño. Alcalde que amanece todos los días buscando
proyectos para nuestra ciudad. Alcalde que, me consta, apoya iniciativas
ciudadanas, apuestas empresariales, ideas imaginativas, con los únicos
condicionantes lógicos del respeto a la legalidad y el apoyo de la ciudadanía
representada democráticamente en su Pleno Municipal.
Por
ello no puedo entender que un proyecto como el de los Baños del Carmen, al
parecer y por lo que se publica, sea rechazado por la Gerencia de Urbanismo del
Ayuntamiento que él dirige, cuando, a mayor abundamiento, el mismo Alcalde ha
apoyado la idea e, incluso, el Secretario de Estado de Medio Ambiente.
Nuestra
ciudad, como ser vivo, tiene elementos potenciadores y taras que merman su
desarrollo. Unas grandes y otras pequeñas. Entre las grandes, conseguir
resolver de una vez problemas enquistados, ya clásicos, como el de los Baños
del Carmen. Curiosamente, un proyecto en el que, en los tiempos que corre, se
ha conseguido que la iniciativa privada arriesgue su patrimonio para sacar
adelante esta idea que producirá un gran beneficio público.
¿Qué
es lo que está pasando con los Baños del Carmen? Solo sé lo que leo y oigo en
los medios de comunicación. Y por lo que sé, todo es un puro contrasentido. Me
explico.
Y
esta nueva idea innovadora ha sido darle una vuelta de tuerca a los Baños del
Carmen, respetar los astilleros Nereo (un clamor ciudadano), respetar el viejo
balneario y las zonas verdes anexas (otro clamor) y dar una solución humana,
lógica y posible a la playa, los espigones y el entorno (también otro clamor).
Pues bien, este proyecto en el cual se embarca la iniciativa privada
arriesgando sus cuartos, pidiendo solo a cambio poder construir fuera del
espacio del balneario, en una parcela anexa e infrautilizada también propiedad
de los mismos promotores, un pequeño hotel (ojo, una nueva unidad de servicio para una ciudad de
servicios como es Málaga), ya ha sido aceptado por nuestro Alcalde y por el
Secretario de Estado de Medio Ambiente, como antes he indicado.
Pero,
esta idea, este proyecto que no va a costar un duro de las arcas públicas, que va a resolver un viejo
problema, que coincide plenamente con los que demandan soluciones reales,
imaginativas y creibles, admitida y aplaudida por nuestros representantes políticos, no es admitida por los funcionarios de la Gerencia
de Urbanismo de Málaga. Traduciendo lo anterior, podría parecer que la
auténtica representación de la ciudadanía, que es el Pleno del Ayuntamiento con
su Alcalde al frente, no lo es tal, sino los funcionarios, que deberían ser
meros ejecutores de las decisiones plenarias.
Se
me dirá que el proyecto presentado modifica un Plan Especial anterior. Y surgen
preguntas. ¿Quiénes fueron los que lo
diseñaron? ¿Es que los Planes Especiales son dogmas de fe? ¿Es posible su
ejecución en estos tiempos?
Se
me podrá decir que la nueva propuesta hace modificaciones “sustanciales” a
aquel Plan Especial (que, por cierto, fue de iniciativa municipal). Pero,
¿quién decide que son modificaciones “sustanciales”? ¿el término “sustancial”
no se encuadra entre los conceptos jurídicos indeterminados, por consiguiente
susceptibles de interpretación? Aquí nos podríamos meter en un debate
técnico-jurídico muy divertido para los que somos profesionales del Derecho
pero que, a buen seguro, aburriría a más de uno.
Hay
un cúmulo de preguntas sin resolver, que no entiende nadie. Pero, utilizando
quizás la sinrazón del ignorante, pero el apasionamiento del que quiere a su
tierra, creo que hay algunas preguntas
que sí deben contestarse, así como acciones a llevar a cabo.
En
primer lugar, aclarar a la ciudadanía qué es lo que está pasando con este tema.
En segundo lugar, animar a nuestro Alcalde a que ponga orden, lo que a buen
seguro hará, en la información que facilita el Ayuntamiento y en el respeto
debido a su autorithas por el funcionariado.
Confianza
en nuestro Alcalde, toda. Confianza en otros, por lo que se ve, casi ninguna.
Muchos
esperan, esperamos, que los Baños del Carmen puedan empezar a ser pronto una
realidad. Que solucionemos este problema. Que se refuerce la credibilidad en
nuestras instituciones. Que la inseguridad jurídica no pueda ser la marca de la
casa. Y que, de una vez por todas, dejemos de generar frustraciones y hagamos
nacer esperanzas.
Luis Merino Bayona.
Ex Alcalde de Málaga.